Encima cuando creía que ya todo había acabado, cuando porfin me había
dado un descanso a mi mismo y olvidado mis propias torturas mentales,
cuando creí que ya había terminado, entonces llegó este momento.
El
momento de haberlo terminado todo y haberme quedado desnudo ante una
vida que no reconocía, mis ojos veían la vida pasar, pero no sabía donde
estaba la mia.
Empezaron las noches largas, los vasos de tubo, el
beberte la espuma de la cerveza como si fuera un manjar de reyes. La
evasión constante de esta verdad que me tenía cautivado, dentro de mi
pequeño cuerpo y que me oprimia la mente, tan solo sabía dejar de actuar
e irme al bar a ver como estaba el ambiente.
Al haber pasado un
tiempo fuera, ya no conocía las
mujeres que habia en ese tuburio, ni siquiera guardaba los numeros de
esas que frecuentaban mi casa.
Pero aún así no podia
apartar mi mirada de esas mujeres que se paseaban contoneando sus
caderas, con esos pantaloncitos tan ridiculos que asomaban las nalgas de
sus jovenes prietos y duros culos, aún estando como estaba, deseaba
comerme esos trapos que llevaban, siempre buscandolas con la mirada.
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